Los cuerpos hablan y ¿qué dicen?
¿Puedes pensar en la sensación que se experimenta cuando sentimos un nudo en la garganta? La respiración se corta, los ojos, la mente y el cuerpo completo se ponen en disposición a no dejarte respirar porque ver y sentir está prohibido; es como si se te olvidara qué es la vida, como si esa trabazón dijera: “seguro de esta no sale, seguro se queda con ese taco ahí toda su existencia”. Y así lo creí, hasta que el día menos esperado y sin buscarlo, ese nudo quiso desenlazarse solo.
Ahora, ¿cómo se desenlaza un nudo? Mi nudo, por ejemplo, fue buscando salida cuando mis amigas me empezaron a contar las situaciones que yo también vivía y me dije: las mujeres tenemos más temas en común de lo que se supone, entonces, ese nudo se iba desintegrando poco a poco, a medida que iba encontrando apoyo en otras mujeres. Porque es que eso es Poderosas, una red, un soporte, un bastón que hace la experiencia de vivir esta montaña rusa algo más fortalecido con nuestro poder de decisión.
Hablar de lo que no se habla se convirtió en la principal escapatoria a los laberintos que la vida misma nos hace cruzar mediante nuestro templo, nuestro territorio, nuestro cuerpo que sin duda alguna es tachado, estigmatizado, olvidado y solo sexuado. A veces pienso que los cuerpos hablan, piden a gritos por su libertad y quieren decir que no son sólo un órgano reproductor. Aún recuerdo el primer día en el que sentí que mi cuerpo quería expresarse, pero sentía un profundo miedo e inseguridad al querer salir de esa rutina diaria, también era la forma más conveniente de sentirse libre y escuchado por primera vez: era la oportunidad perfecta de que no lo vieran solo como un objeto si no como algo que también siente placer, deseo, ganas de vivir al máximo y en armonía consigo mismo.
Nuestros rostros se miraban al unísono, confusos, con miedo y agonía, era incómodo hablar sobre nuestro cuerpo ya que esto, lo que era al mismo tiempo hablar de lo que no se habla, un tema prohibido que conocerlo más a fondo daba miedo y lo creíamos como algo innecesario, pues los tabúes que teníamos sembrados y llevábamos en nuestro diario vivir abundaban siempre. Sin saber realmente lo importante que era conocernos más allá de nuestra imaginación, más allá de tener un “aparato sexual y reproductor”, pero … ¿Y si no queremos reproducirnos? ¿Y si solo queríamos vivir la sexualidad a través de nuestras necesidades?, ¿Se podía? ¿Nos castigarían?
El reflejo de todas estas preguntas se fueron esclareciendo a través de todos nuestros círculos de formación, donde lo bello iba llegando de forma natural, lo simple de apreciar mi cuerpo tal y cómo es cada vez más, me dejaba muy sorprendida, pues vernos al espejo y decir “somos hermosas por dentro y por fuera”, eso, ¡eso, realmente no tiene precio! Listo, ya nosotras fuimos comprendiendo esto, pero ¿Y las demás mujeres? ¿Los demás hombres? ¿Cómo llegamos a otras voces?
Intentamos llegar a otras voces y a otras memorias con una invitación, era una forma de llegar a contar nuestros testimonios en otros lugares y también escuchar otras experiencias, ocurrió un día cuando en mi colegio que queda en una de las zonas rurales del municipio de Carepa llega la gran noticia de que iríamos a Chile a hablar sobre PODEROSAS , a hablar sobre lo que hace ruido en nuestras cotidianidades, a hacer eco de lo que un día iniciamos seis estudiantes de la I. E R. La Esperanza orientadas por parte de una de mis grandes maestras, fue ella , la transmisora de este gran evento y a partir de ahí comienza la travesía, el reto para poder llegar a incomodar, a crear dudas, a confrontarnos de manera colectiva.
Lo primero que pensábamos era cómo llegaríamos hasta allí, lo veíamos como algo inalcanzable pero no imposible, empezamos trabajando duro para poder hacer ese sueño una realidad , con ayuda de mis compañeras y compañeros y docentes de la institución, que nos brindaron todo su apoyo. Al fin, de tanto esfuerzo y desesperación logramos que esto se hiciera posible, vendimos cremas , helados, hicimos bingos y con ellos logramos que ya no fuera una utopía, sólo quedaba en mis manos poder alzar esa voz y lograr ser escuchada por otras personas, hubo muchas adversidades desde el inicio de mi travesía y cada vez más fuertes, pensando que no podría proceder con todo lo que me había propuesto y a pesar de todo nunca tuve en cuenta la opción de rendirme , sólo tenía en mi mente lograr que otras personas pudieran escuchar todo lo que había aprendido y lo que he logrado con el solo hecho de conocer un poco más cómo funciona mi cuerpo en torno a mis emociones, a mis deseos, placeres y a vivir la sexualidad para la vida, para el ser y para el amor.
Así que cuando llegamos y pisamos tierras chilenas, me sentí empoderada y me dije: si se puede lograr lo que soñamos , lo que nos proponemos y lo que realmente nos tomamos en serio, desde ahí empezó todo. Después de una larga espera había llegado el momento de poner en práctica todo mi aprendizaje. Éramos veinte personas , todas en torno a hablar de lo que nos movía las fibras, de lo que nos hacía sentir vivos y con ímpetu de ser líderes sociales en un mundo donde necesitamos siempre del otro y es que, ¿no te parece lindo pensar en cómo pueden cambiar las cosas si nos cuidamos entre todas y todos?
Cuando llegó mi turno, se podía instintivamente ver el asombro en los rostros de quienes me escuchaban, pues ver que una chica de 16 años pudiera hablar acerca de su cuerpo como territorio, de métodos anticonceptivos, del poder de decisión, del poder de mi sangre, con tanta fluidez, era algo que no se podían explicar. Rebosaron la lluvia de preguntas y de querer implementar estos saberes en sus diferentes territorios, porque a pesar de ser lugares distintos, cada vez nos dábamos cuenta de que padecemos los mismos males, las mismas construcciones sociales y que nos tocaba aprender, desaprender, construir y reconstruirnos con bases más sólidas en el amor, la diversidad, el respeto por el otro y el liderazgo que cada una y cada uno puede explotar en sus comunidades.
Me quedo con el sabor de las dudas, con el olor del aire en los aplausos de aquellas y aquellos que se veían en mis ojos, en mi experiencia que fue la historia de más de una persona que en algún momento no se atrevió a contar . Me quedo con la admiración por todas las personas que en este congreso Latinoamericano de investigación para la paz abrieron sus corazones para hablar sobre los conflictos internos y externos que hoy por hoy transforman nuestras vidas y que dejan cicatrices con muchas historias por contar.
Por: Yulisa